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viernes, 28 de marzo de 2008

Las cinco dificultades para decir la verdad (Tercer dificultad)

Las cinco dificultades para decir la verdad (Tercer dificultad)
Bertolt Brecht



III. EL ARTE DE HACER LA VERDAD MANEJABLE COMO ARMA
La verdad debe decirse pensando en sus consecuencias sobre la conducta de los que la reciben.
Hay verdades sin consecuencias prácticas. Por ejemplo, esa opinión tan extendida sobre la barbarie: el fascismo sería debido a una oleada de barbarie que se ha abatido sobre varios países, como una plaga natural. Así, al lado y por encima del capitalismo y del socialismo habría nacido una tercera fuerza: el fascismo. Para mí, el fascismo es una fase histérica del capitalismo, y, por consiguiente, algo muy nuevo y muy viejo. En un país fascista el capitalismo existe solamente como fascismo. Combatirlo es combatir el capitalismo, y bajo su forma más cruda, más insolente, más opresiva, más engañosa.

Josep Renau, Chicago´s Miss beefsteak, 1960-1966
Entonces, ¿de qué sirve decir la verdad sobre el fascismo que se condena si no se dice nada contra el capitalismo que lo origina? Una verdad de este género no reporta ninguna utilidad práctica.
Estar contra el fascismo sin estar contra el capitalismo, rebelarse contra la barbarie que nace de la barbarie, equivale a reclamar una parte del ternero y oponerse a sacrificarlo.
Los demócratas burgueses condenan con énfasis los métodos bárbaros de sus vecinos, y sus acusaciones impresionan tanto a sus auditorios que éstos olvidan que tales métodos se practican también en sus propios países.
Ciertos países logran todavía conservar sus formas de propiedad gracias a medios menos violentos que otros. Sin embargo, los monopolios capitalistas originan por doquier condiciones bárbaras en las fábricas, en las minas y en los campos. Pero mientras que las democracias burguesas garantizan a los capitalistas, sin recurso a la violencia, la posesión de los medios de producción, la barbarie se reconoce en que los monopolios sólo pueden ser defendidos por la violencia declarada.
Ciertos países no tienen necesidad, para mantener sus monopolios bárbaros, de destruir la legalidad instituida, ni su confort cultural (filosofía, arte, literatura); de ahí que acepten perfectamente oír a los exiliados alemanes estigmatizar su propio régimen por haber destruido esas comodidades. A sus ojos, es un argumento suplementario en favor de la guerra.
¿Puede decirse que respetan la verdad los que gritan: "Guerra sin cuartel a Alemania, que es hoy la verdadera patria del ‘mal’, la oficina del infierno, el trono del anticristo?" No. Los que así gritan son tontos, impotentes gentes peligrosas. Sus discursos tienden a la destrucción de un país, de un país entero con todos sus habitantes, pues los gases asfixiantes no perdonan a los inocentes.
Los que ignoran la verdad se expresan de un modo superficial, general e impreciso. Peroran sobre el "alemán", estigmatizan el "mal", y sus auditorios se interrogan: ¿Debemos dejar de ser alemanes? ¿Bastará con que seamos buenos para que el infierno desaparezca? Cuando manejan sus tópicos sobre la barbarie salida de la barbarie resultan impotentes para suscitar la acción. En realidad no se dirigen a nadie. Para terminar con la barbarie se contentan con predicar la mejora de las costumbres mediante el desarrollo de la cultura. Eso equivale a limitarse a aislar algunos eslabones en la cadena de las causas y a considerar como potencias irremediables ciertas fuerzas determinantes, mientras que se dejan en la oscuridad las fuerzas que preparan las catástrofes. Un poco de luz y los verdaderos responsables de las catástrofes aparecen claramente: los hombres. Vivimos una época en que el destino del hombre es el hombre.
El fascismo no es una plaga que tendría su origen en la "naturaleza" del hombre. Por lo demás, es un modo de presentar las catástrofes naturales que restituyen al hombre su dignidad porque se dirigen a su fuerza combativa.
El que quiera describir el fascismo y la guerra, grandes desgracias, pero no calamidades "naturales", debe hablar un lenguaje práctico: mostrar que esas desgracias son un efecto de la lucha de clases; poseedores de medios de producción contra masas obreras. Para presentar verídicamente un estado de cosas nefasto, mostrad que tiene causas remediables. Cuando se sabe que la desgracia tiene un remedio, es posible combatirla.

1 comentario:

  1. Cuando asomas suenan todos los ríos en mi cuerpo, sacuden el cielo las campanas, y un himno llena el mundo. Sólo tú y Yo, sólo tú y yo, amor mío, lo escuchamos. (PABLO NERUDA)

    yo pense que nuestra amistad duraria mucho tiempo, me imagino q sabes kien soy y sino es asi q lastima, qw te olvides de tus amsitades, yo se que ya eres una persona muy ocupada pero... nada perderias si solo dieras señales de vida, de que por lo menos me recuerdas y q somos amigos, pero bueno veo q afinal de cuentas :


    Se deja de querer... Y no se sabe porque se deja de querer. (Jose Angel Buesa)

    ok, yo no te olvidare, para mi habras sido diempre un amigo con el cual comparti mucho d emi tiempo. te deseo lo mejor en la vida ya sabes q la mejor de la vibra y q tus sueños y metas se cumplan, te kerra por siempre:

    Hay unos ojos muy raros de nórdica dulzura, muy fríos y muy cálidos, que me han hecho temblar; han transformado todo en divina locura, han hecho de mi mundo de ilusiones un lugar sin igual. (Marinés Iglesias)

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La mayoría de los seres humanos son como las hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan al suelo.

Otros casi son como estrellas, siguen su camino fijo, ningún viento los alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta.

HERMAN HESSE

¿y tú, mi estimado lector, de cuales eres?