UN SOLDADO DE LEE (1862)
Lo ha alcanzado una bala en la ribera
de una clara corriente cuyo nombre ignora.
Cae de boca. (Es verdadera la historia
y más de un hombre fue aquel hombre.)
El aire de oro mueve las ociosas
hojas de los pinares. La paciente
hormiga escala el rostro indiferente.
Sube el sol. Ya han cambiado muchas cosas
y cambiarán sin término hasta cierto
día del porvenir en que te canto
a ti que, sin la dádiva del llanto,
caíste como cae un hombre muerto.
No hay un mármol que guarde tu memoria;
seis pies de tierra son tu oscura gloria.
Jorge Luis Borges, 1964
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